> Sempervirens: 2017

29 oct 2017

Decimos muchas cosas

Para que el sonido lo haga más real, y calle al sentido.
Para que suene bien. 
Dejarse llevar, cerrar los ojos y enredarnos al andar. "Soltemos el timón".
"Acabe bien o acabe mal", decimos que da igual.
Abogamos por lo natural, y (nos)vemos a través de filtros.
Decimos , parecemos seguros. Pero hay diferencia entre parecer y ser.
O, al menos, estar.
Cogemos el "como si fuera la última vez" por lema y bandera. El miedo a que realmente sea la última, no nos deja ver la oportunidad de una vez más. Y gastamos las ganas. Atracón de media noche, y mal cuerpo al día siguiente.
Decimos que no, pero al final, al fondo, siempre hay cierta esperanza, y deseo, de que sea sí.
Lo sabemos y, aún así, negamos. "Negar que negamos. Negarlo no cambia la realidad."
Éste sale a la luz cuando el "no" que dijimos se hace real. Y es cuando lo sentimos. Y tanto. 
Aún así, "da igual".
Y en el galimatías de -no, nos cruzamos con muchos, que tienen muchas cosas que decir, que andan igual, enredados. 
Y dos nudos hacen un lío mayor.
Acabamos pidiendo subvenciones al corazón, porque acabamos con nuestro fondo, donde está el , y todo por decir que no.

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30 jul 2017

Olas y adiós

Él se encontraba en el reflejo de sus ojos.
A ella le gusta notar sus caricias en la piel.
"Cuántas veces te he pensado", dice para sí.
No suele decirlo en voz alta,
Pero sabe que no está de más echar de menos.

Ella está nerviosa, como la primera vez.
Él se ahogaba en la nostalgia.
Pero hoy no hay nubes en el cielo, ni temporales.
Y si los hubiera, daría igual,
Porque, como faro sobre roca, su sonrisa brilla.

Se sabe feliz. Es la misma música que ayer.
Que da paz, tranquilidad, y sentido de pertenencia.
A un lugar, un momento, y una melodía.
Él se acerca, y parece querer invitarla a bailar.
Un paso hacia delante, y otro hacia atrás.

Ella se deja llevar, y se siente segura.
Siguen el compás, aunque no la importaría perderse.
Perderse con él.
"No hay camino" piensa, sin poder evitarlo.
Solo estelas, de arena y espuma, por donde andar.

El infinito aparente es el único límite.
"Ojalá que el tiempo no pase"
Pronto el sol pinta el cielo, dejando paso a una luna.
La misma que trae las mareas.
Y luego la calma.

Piel salada, dulce amanecer.
Amarga es la despedida,
Y el "cuándo te volveré a ver"

Ella se aleja y, desde el fondo, él la ve marchar.
Mientras, recoge y guarda sus huellas.
Se gira. Último vistazo atrás. Y primero de muchos.
Aunque saben que el tiempo pasa, los recuerdos no.

Un guiño, y un "no te olvido".
Es una historia de olas, y un adiós.
Las palabras se las lleva el viento.
Una gaviota hace de testigo, 
Pero no hace falta:

Porque ella vuelve siempre.
Siempre vuelve a ver el mar.

💙💙💙💙💙💙💙💙

29 abr 2017

A pesar de nada

Presumimos de saber bien lo que queremos. Sin embargo, no solemos ser expertos en definir. Ni describir. Límites, situaciones, estados. A veces, simplemente, no queremos. O pensamos que no nos interesa. Otras nos equivocamos de sentido.
Puede que todo no esté claro. Puede que nada. Pero siempre algo se asienta sobre arena. Si no se define. Digo que es imposible no tener debilidades. Sin embargo, saber qué  y dónde nos hace menos vulnerables. O por lo menos debería. Así que juguemos con ello. Sin ser niños, viendo el peligro, porque la inocencia se nos queda corta.

Yo presumía de saber lo que quería. Sin vacilación, ni debilidad. Lo pensaba de veras y me quemé al final. Al igual que la luciérnaga. Sé que fijo la mirada, y pongo noche de por medio. Las luces me atraen, pierdo la noción del tiempo y no mido las distancias. Un alcázar brilló. Otra catedral me sedujo. Lo sé. Me gustan las luces. Ahora lo admito. Las estrellas las que más. Porque da igual cuál sea la ciudad, nunca fallan. Al final siempre vuelvo la vista a ellas. A pesar de todo. Y aunque no pase nada. 


"Ninguna estrella está sola, 
ni deja de brillar"
- sois mis estrellas favoritas.

25 feb 2017

Almendros en flor


Hay una flor impaciente. Tímida aun, pero valiente. Atrevida, aunque lo duden. Ha salido. Floración precoz, pre-foliar incluso. Se adelanta a las hojas. Asoma la primera-primavera. Parece frágil, no resistirá una helada tardía. Pobre ilusa. Quién la va a cobijar. Pensamos. El Sol ha debido engañarla, y la primera brisa la hará caer. Tan bonita, y desprotegida, cayó rendida entre los rayos de luz. No pudo resistirse. Se sonroja cuando la miran, y deja mostrar su tono más rosado. Inocente, provoca sonrisas. No durará. En su delicadeza, la admiran. Es única. Pero a distancia, sin dar la mano a la confianza. Pues vendrá la primavera, con mil colores, más brillantes. Mejor estación y apuestas seguras. Entonces el viento llega, y lo único que tira por el suelo son las palabras bonitas. No estaban ancladas. La flor sí. Y permanece. Sorpresa para algunos, los que confundían la compasión con lástima. Y se equivocaron, porque miraron al revés. Las hojas no son  condición necesaria, aunque sí suficiente para no creer. Y en realidad es el Sol quien se cautiva. La flor es fuerte. Más de lo que piensan. Y sabe cuándo anunciar el cambio de estación. 


"Quién dijo que no es flor de primavera. Es la primera en verla." 💮 

13 feb 2017

Be present

Por lo general, no nos gusta esperar. Sin embargo, nos pasamos la vida esperando. A que pase "algo", a que pase "alguien". Pensamos siempre en el momento que viene, en lo que va a pasar. Y mientras, esperamos. Alargamos el tiempo cuando no debiéramos. Corremos cuando tenemos riesgo de caer. ¿Para hacer más amena la espera?
Por otro lado, apostamos por los impulsos. Nos cansamos de esperar. Sucesos instantáneos, de repente, sin explicación. Aparente. "Es un paréntesis en mi vida", decimos. En el colegio enseñaban que si te equivocabas con boli, podías tachar y ponerlo entre paréntesis. Quizá seguimos pensando que los "tachones" pasan desapercibidos de esta manera. Pero rompemos la continuidad, y es más difícil seguir el hilo de la historia.
Nos gustan las segundas partes, aunque luego digamos que siempre fue mejor la primera. También saltamos entre segundas oportunidades, que menospreciamos porque, "de oca a oca, y tiro porque me toca", siempre puede haber una tercera. Dejamos el "continuará" en el aire. Por si acaso. Forzamos, para intentar conseguir lo que queremos. Que pase. Nos justifican con un "no pasa nada". Ese es el problema, que nada pasa. Y así, pasamos nosotros.
No es cuestión de iniciativa, ni de coger el timón. A veces es que, simplemente, hay que esperar. Dejar al viento soplar a su antojo, mientras no seas veleta sin rumbo. Y si algo pasa, déjate sorprender. El presente no espera y es el único que, a ciencia cierta, pasa.

Out of the blue

18 ene 2017

Juego de dos, uno en juego.

Él madruga, igual que el frío en enero. Lleva las decisiones de hoy a la espalda, que brillan con el reflejo del sol. Los pies se hunden porque el terreno está mojado. Pero es suelo conocido, y las botas son confiadas.
Ella también ha madrugado. Pero, aún en la cama, sigue escondida. El camuflaje es su aliado, hasta cierto punto. No se mueve, no quiere miradas ni atención. Y pasa desapercibida. No para todo el mundo. Él ha puesto la mira en ella.
Avanza, despacio, para intentar no levantarla. Sus mejores recursos caminan con él, a su lado, obedientes. Y la certeza de que será un buen día sobrevuela el cielo. Sin saber bien cómo, sin querer-evitarlo, han entrado en juego. 
Ella cree jugar por encima. Se arriesga. En el fondo, está asustada. Espera, aguarda, hasta el último segundo. Sabe que él ha contenido la respiración, lo siente cerca. Un escalofrío le advierte, erizándole la piel, y el pulso se acelera.
Él también lo nota. El tiempo parece haberse parado.
Se siente desprotegida. La han pillado donde más segura creía estar, en terreno llano. Pero ya-no. Aun así, no deja verse insegura. Todavía juega en casa. Y la partida no ha hecho más que empezar.
Él la ve salir corriendo. Esperaba, y ha sido inesperado. Tan rápida, elegante y ágil. Vuelve a jugar con ventaja, pero él tampoco se rinde. Su instinto empieza la carrera.
Durante un momento, juegan a esquivarse. A ella se le da bien, siempre lo hace. Todo es muy rápido. Las emociones van de un lado a otro, haciendo quiebros. Tropezándose. Él persiste. A ella le gustaría.
Una carrera que dura segundos. Parece, sin embargo, que de nuevo el tiempo se ha detenido. La respiración se ha vuelto a contener. No hay sonido más que el bombeo de dos corazones agitados. Hasta que se oye el primer jadeo. 
Ella está cansada. Pero sigue corriendo, no quiere que la atrape.
Él sabe que le pisa los talones, la huele, ve a su instinto ganar terreno y casi la saborea. Nota el final. Último esprín.
Ella está desubicada. Expuesta. Palos de ciego, corriendo sin ver salida. Ya ha jugado su mejor ficha, y ha perdido. Él la ha cazado.
La luz se apaga. Ya solo bombea un corazón, cansado.
Él se agacha, la coge en brazos, y el sol hace un guiño. El tiempo fluye, y la respiración vuelve a su cauce. 















http://www.theflagrants.com/blog/wp-content/uploads/2010/12/galgos-en-la-caza-de-la-liebre.jpg

8 ene 2017

OPTIONS

Infinitas. Combinaciones posibles, igual. Pero dentro tienes la idea buena. No tiene por qué salir de la cabeza, ni tener que estar definida. Puede que incluso creas desconocerla. Todo a su tiempo.
¿Lápiz o pincel?  Se van presentando distintas opciones. Tenemos ideas flexibles, suaves, que se disuelven en agua, y se secan rápido. Acuarelas. Sencillas, no para todo el mundo. Los trazos pueden ser casi transparentes, pero definitivos.
Por otro lado, pensamientos atrevidos, brillantes, óleos que llenan un lienzo en blanco. Colores espesos, pero esta vez el agua no es una opción. Pasos con trementina, tonos más vulnerables. Cuando confías, y apuestas, las decisiones son de linaza. Aun así, cualquier error puede taparse. La pintura cicatriza mejor cuanto mayor es la espera. ¿Quién prefiere que la segunda y nueva capa se mezcle con una herida abierta?
El aceite demora el acabado final. Pero el tiempo de respuesta es mayor. Texturas, ilusiones que son finas, delicadas; o gruesas y estables. A veces pueden parecer aleatorias, pero esconden la precisión, y determinación, detrás. Los toques finales quizá es lo que lleve más tiempo. En los detalles está la perfección. Por ello, qué difícil es saberse acabado.

Por mucho que se diga, la técnica no se aprende, se cultiva. Las ideas nacen, y crecen. Las decisiones las hacen reales. A veces meditadas, a veces no. Un artista no puede arrepentirse de sus obras. Son parte de sí. Impulso voluntario o no, la idea estaba primero, y era suya. No valen las excusas, solo pararse, contemplar el resultado, incluida la paleta de mil colores mezclados, sonreír satisfecho, y firmar. C'est fini.