Presumimos
de saber bien lo que queremos. Sin embargo, no solemos ser expertos en definir.
Ni describir. Límites, situaciones, estados. A veces, simplemente, no queremos.
O pensamos que no nos interesa. Otras nos equivocamos de sentido.
Puede que
todo no esté claro. Puede que nada. Pero siempre algo se asienta sobre arena.
Si no se define. Digo que es imposible no tener debilidades. Sin embargo, saber
qué y dónde nos hace menos vulnerables.
O por lo menos debería. Así que juguemos con ello. Sin ser niños, viendo el
peligro, porque la inocencia se nos queda corta.
Yo presumía
de saber lo que quería. Sin vacilación, ni debilidad. Lo pensaba de veras y me
quemé al final. Al igual que la luciérnaga. Sé que fijo la mirada, y pongo
noche de por medio. Las luces me atraen, pierdo la noción del tiempo y no mido las
distancias. Un alcázar brilló. Otra catedral me sedujo. Lo sé. Me gustan las
luces. Ahora lo admito. Las estrellas las que más. Porque da igual cuál sea la
ciudad, nunca fallan. Al final siempre vuelvo la vista a ellas. A pesar de
todo. Y aunque no pase nada.
"Ninguna estrella está sola,
ni deja de brillar"
- sois mis estrellas favoritas.