Cuando quiero volver

Siempre es de la misma forma, para asegurarme de que no me perdí nada. Miro a través de un escaparate donde pone "no tocar". A veces tiento a la imaginación con un ¿y si..? Público de mis propias experiencias. Atenta, me pongo cómoda y rebobino. Cuánto me gusta. Una y otra vez. Analizar, saboreando. Una escena favorita. Puede que dos. Me detengo y subo el volumen. Es el modo de volver. A un lugar. Un tiempo. Puede que no solo eso. Dice ser nostalgia. En mi opinión, es algo más. 

Se dice que el tiempo es relativo, dependiendo de con quién lo compartes. Los lugares igual. Así, las ganas. Puede que algo falle si echo de menos. Eras, el lugar y el momento. Voy a decir adecuados. 

Desde un principio sabía quién ganaba la batalla final. Es una historia vivida. Un recuerdo rebobinado. Aun así, sigo sorprendiéndome. También al querer volver.

Cold November

La nostalgia del calor cae con las últimas hojas que, perezosas, no quieren aceptar todavía el cambio de estación. Resignadas se dejan vencer por el viento, ése que hiela el corazón. Recuerdos amontonados, barridos por la esperanza de una nueva primavera. Los días tristes se estrenan y la música no parece la misma. Silencio, viene bien, pero no demasiado. Apetecen sonrisas cálidas, que guardan resquicios del ayer.

Un otoño para acostumbrarse y aun así, me sigue costando asimilar que los días fríos también pueden ser soleados.

Agua y luz, sol y lluvia.

Crecemos. No solo en altura. Las mellas al lado de una cinta métrica dicen mucho más. Cicatrices en la pared. Iguales que las nuestras. Nos marcan. Una tras otra, de forma consecutiva. Y paulatina. En una encina, son anillos los que cuentan primaveras. No deja de ser un número. Pero mira detrás. Se aprecian "estirones", pero la paciencia hace de la madera su calidad. Crecimiento lento. Una historia. De eslabones que encajan. Sin el primero no aparece el segundo. No luches contra natura, y sigue la cuenta.

Logros, decepciones.  Aprovecha las tormentas, aunque prefieras sol. Hechos. Sueños y ambiciones que también se hacen mayores. Y maduran. Aspiramos alto. O, por lo menos, deberíamos. Cada vez más alto. Ponte de puntillas si hace falta. Nadie dijo que fuera trampa. Tampoco lo es apoyarse para no perder el equilibrio. Busca simbiosis. Recursos. Como la luz para las hojas, o el agua para las raíces. Todo natural. Tanto sol como días de lluvia son necesarios. Nos riegan las experiencias. Se nutre la cabeza, y el corazón detrás. Debería ser así. El resultado es una metida más. Que deja una marca. La que nos recuerda que hemos crecido.

"Y llegó sin preguntar"

"Vida planeada", dulce engaño. Sobre todo para uno mismo. Planes a largo plazo, no son más que ideas utópicas, ideales, bocetos a lápiz. Un "todo está bajo control" tranquiliza, gusta. Está bien, pero la vida no entiende de cuadrículas ni de casillas. No siempre se adapta. No siempre pide permiso. A veces sí. A corto plazo, ¿qué vendrá? No creo que haya casualidades. Todo es causa y consecuencia, que juegan con la sorpresa.

Tener un horizonte no impide que existan dos caminos. O más. Todo el mundo sabe que los trazos a lápiz no son definitivos. Y a medida que avanzas, ese primer objetivo puede cambiar. Puede que no. Nada es seguro. Ni siquiera un sendero llano. Así, piedra no es sinónimo de tropezar. Ni viento equivale a romperse. Saber saltar, agarrarse fuerte al manillar, saber ser flexible.

Decisiones, incertidumbre. Vida al fin y al cabo. "Nunca digas nunca". Equivocarse, arrepentirse, es probable, y no siempre es fácil saberlo. Pero aprendemos. De todo. Con todo.

Y sin darte cuenta, los caminos llegan. Y se van. O se esconden. El "día a día" parece ser el único plan. Y si decides andar, los pasos que das serán la única decisión urgente. 

"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar."

Feel good

Sentirse bien engloba multitud de variantes. Pero, para mí, dos de ellas destacan. Complementándose a su vez:

Hay pocas cosas, por no decir ninguna, que se equiparen con el "lo hice". Ver cómo los objetivos se van tachando de tu lista. Poco a poco. Sin pausa, sin prisa. Cada cosa a su tiempo, pero sin escatimar en el impulso que podemos dar. Punto uno.

Sentirse bien, sentirse a gusto. Con la gente que te rodea, con tu gente. Pertenecer. Que a la vez seas la causa, o la consecuencia, de su sentirse bien. Indiscutible punto dos.

Creo que está clara la correlación. Nada es igual si se comparte. Y un logro no va a ser menos. El colegio te enseña que si compartes tus caramelos, divides. Paradoja cuando te das cuenta de que, en este caso, multiplicas. No con todos, ni con cualquiera. Con los tuyos, la función es exponencial.

En realidad, las palabras sobran. Cuando te sientes bien, de verdad, lo sabes. Yo lo sé. Punto.

Summer Paradise

Los lunes no sientan mal. ¿Alguien dijo despertador? Que se lo digan a los gorriones. Los baños son de sol. Pelo trenzado, espigas doradas. Es tiempo de cosecha. De flores de miel también. El cielo, claro, azul. Días que no acaban cuando se pone el sol. Las ferias son las únicas que marcan el calendario. Sueños fugaces, y deseos que se olvidan al paso de una estrella. O dos, o tres. Bebidas frías, e instantes con hielo. Aun así, época de incendios. Y fuego. Postales de diferentes sitios. Dedicadas o no, es igual. Risas a hora. Nada sienta mejor. ¿Qué es eso de "no te atreves"? Bocetos de futuro. Sentimientos impredecibles, como los colores del atardecer. "Inolvidable", adjetivo que se adapta muy bien. "Inevitable", solo a veces. No hay excusas. Prisas, las necesarias. Corres para llegar antes. El tiempo, qué precioso regalo. Más si se comparte. Personas en forma de soles. ¿O soles en forma de personas? Todo es grande. Especialmente las ganas. Es verano. Y te sientes bien.

Desde otro punto de vista

"Las vueltas que da la vida". Curiosa frase, y curiosas las formas de verlo. Cada vuelta, una perspectiva. Cada giro, una visión distinta.

Dos observadores pueden negar que lo que tienen delante es lo mismo. A pesar de que un tercero diga lo contrario. Olvidan el factor "punto de vista". La percepción no es igual.

Imagina ahora que los distintos observadores solo se diferencian por el tiempo. Son uno, pero en distintos momentos. Otra vez, la percepción cambia. La única constante es el cambio.

A veces, cuesta creerlo. Una vuelta. Es el "mismo" paisaje. Otra vuelta. La vista no. Una vuelta más. Y tu vista tampoco. Vuelta final.

Un Toledo peculiar.

Voilà!

Cuánto poder tiene quien maneja el lenguaje, las palabras. Querer decir algo no implica saber decirlo. Muchas palabras pueden no decir nada, mientras que una sola lo dice todo: Todo. 

A mí simplemente me gusta. Guardar palabras, frases, que te hacen sonreír. No siempre de felicidad, de nostalgia a veces. Pero, al fin y al cabo, sonrisas. Álbum de recuerdos. 

Es una forma de permanecer. Ideas perennes, como las hojas del ciprés en invierno. Siempre verdes, sempervirens.